El valor de un  buen reporte de sostenibilidad y cómo aprovecharlo

En REFLEJARSE vemos que las organizaciones conviven con un sentimiento de dualidad frente a los reportes anuales de sostenibilidad: por un lado reconocen la importancia de la transparencia y la rendición de cuentas, y por otro, tienen  ese sinsabor que “esos reportes nadie los lee” y, por tanto, que se trata de un esfuerzo organizacional quizás desproporcionado. 

 

En esta entrada compartimos cinco pautas que fomentamos en nuestros clientes y que llevan este ejercicio a otro nivel:

  1. Reportar o no reportar, esa NO es la pregunta

Cada  vez hay un mayor consenso sobre al menos dos paradigmas organizacionales: 1)  las organizaciones no son islas  sino que habitan en ecosistemas amplios de actores, instituciones, normas, donde surgen profundos  lazos de interdependencia y, 2) las organizaciones no existen únicamente para generar utilidades para sus accionistas y crear empleo; existen para crear soluciones. Estas dos premisas se traducen en algo muy simple: para ganarse el amor y el respeto de sus grupos de interés es necesario comunicar con claridad la huella organizacional. Cómo entregar la información del reporte de formas más inteligentes, honestas y amenas, esa es la pregunta. 

  1. La importancia de una visión particular de sostenibilidad  

Independientemente del marco de sostenibilidad o de reporte que una organización decida utilizar (ODSs, GRI, SABS, Sistema B, IR, CDP, DJSI, IFC, TCFD, PRI, ninguno, etc.), la esencia de un reporte es entender ¿Qué significa sostenibilidad en esta organización? Un algoritmo básico para lograrlo es preguntarse:  1) para dónde va el mundo  y dónde podemos crear o capturar valor; 2) a quiénes impactamos con nuestras acciones, 3) cómo los impactamos, 4) qué estamos haciendo para tener más  impactos positivos y menos negativos y, 5) cómo se ve el futuro de esta organización. En un contexto donde hay tantos temas importantes y tantas expectativas de tantos actores, una visión es a la vez una salvaguardia para enfocarse y un faro de inspiración.

  1. No es el reporte, es el proceso

Es verdad que el reporte es para el mundo, pero el proceso es para la organización. Si se cuida y se vive un proceso juicioso de reporte los beneficios son múltiples. En estos años hemos visto como, las iteraciones propias del informe, activan conversaciones de fondo y forma sobre asuntos trascendentales: cuál es la narrativa de esta organización, qué tan efectivas resultan nuestras interacciones con grupos de interés, porqué nos da temor hablar de esto, quién es la comunidad, qué pasa que las cifras no cuadran, quién dijo y porqué nunca supimos, qué interesante esto, la cultura de esta organización…, etc. El reto es lograr que esas conversaciones no caduquen con la corrección de un párrafo o una tabla, sino que  vayan a un parqueadero de conversación/acción organizacional. 

  1. Si la sostenibilidad es la carretera, la innovación es el carro

La gestión de la sostenibilidad se soporta sobre cuatro capacidades: leer el entorno para identificar retos y oportunidades organizacionales; tener conversaciones genuinas con grupos de interés; gestionar los  impactos de las actividades y asegurar un buen gobierno corporativo y de datos. Desarrollar y explotar estas capacidades de manera que generen valor y soluciones requiere de innovación. Cuando se integra sostenibilidad, estrategia e innovación el futuro es imparable.  

  1. Descansar en abril y activar el grupo de trabajo en sostenibilidad en mayo

Este primer trimestre del año los equipos a cargo del reporte lo han sufrido y lo han gozado… Pasadas las asambleas de marzo, el descanso de abril es bien merecido! No obstante, activar el grupo de trabajo en sostenibilidad (ojalá diverso en perfiles, áreas, niveles e interacciones con grupos de interés) más pronto que tarde, permite llevar un proceso tranquilo, que nutre la estrategia y que es más proactivo que reactivo. Socializar el reporte, actualizar grupos de interés y mecanismos de relacionamientos, revisitar el mapa de impactos (económicos, sociales y ambientales), activar espacios de alineación de narrativa; actualizar la materialidad, ajustar indicadores, etc, son cosas que, hechas con serenidad aportan valor y hechas con angustia aportan a lo sumo una mejor infografía. Definir un ciclo de gestión de la sostenibilidad, acorde con los ritmos del  sector y de  la organización, permite avanzar hacia un reporte vivo que brinda información para tomar decisiones. 

A las organizaciones que nos invitaron a acompañar sus reportes de sostenibilidad 2022, gracias! A las personas con quienes trabajamos, nuestra profunda admiración, se requiere valentía para abrazar y empujar este ejercicio de transparencia y aprendizaje.